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EL MÉTODO – PARTE 6 👉 Busca tu sombra y conoce sus orígenes

Comenzamos…

En esta fase de la metodología hablaremos de los miedos. Lo que buscamos con la estrategia que describiremos a continuación, fue confrontar a nuestro hijo con sus más temidos miedos, con aquello que lo paraliza, que lo bloquea. Pensábamos que, de esta forma, si Gael podía racionalizar sus miedos y ponerlos en palabras, expresarlos, ya no serían tan grandes para él y disminuiría la ansiedad que le causaban.

» Busca tu sombra» Trata de confrontar al niño con sus miedos más profundos, encontrar sus orígenes y racionalizarlos para intentar minimizar los factores que le producen grandes niveles de ansiedad.

El Método del Sapo Zen

¿Cómo identificar situaciones de ansiedad?

En nuestro caso, como hemos mencionado anteriormente, cuando nuestro peque fue diagnosticado con mutismo selectivo, no solamente no podía comunicarse verbalmente en la escuela, con sus compañeros y adultos, y en sitios donde hubiera bastante gente, sino que, además, nos dábamos cuenta de que algo lo bloqueaba o elevaba su ansiedad porque de repente ponía muy rígido todo su cuerpo, con los puños de sus manos bien apretados y la mirada baja, como si no escuchara cuando le hablaban.

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¿Cómo conocer sus miedos?

Con un aliado infaltable a estas alturas, ¡el Sapo Zen! Este personaje tan sabio era el principal protagonista de un cuento inventado en el que iba a visitar a su amigo, Pedrito, un lorito que tenía mutismo selectivo por lo que su padre, muy preocupado, había pedido ayuda al Sapo Zen. Éste se acercó a Pedrito y le hizo una serie de preguntas como “¿cómo te fue hoy en la escuela? ¿has jugado con algún niño? ¿le has contado algo que te guste o has contestado si te ha hablado a ti?” Las respuestas del lorito siempre eran negativas, no había podido interactuar con nadie, ni había podido mostrar su voz, ni siquiera había disfrutado de las actividades de la escuela.

El personaje de Pedrito evidentemente era un fiel reflejo de nuestro hijo, y la idea era justamente que se sintiera identificado con aquel lorito. El Sapo Zen siguió con sus indagaciones, “¿y por qué crees que no has logrado interactuar con nadie? ¿acaso sentías miedo? Y si es así, ¿miedo a qué?” A lo que Pedrito le cuenta de que sí, sentía miedo a exponerse, a hablar y que todos lo miren, lo juzguen, se rían o se burlen de él. Su amigo, el sapo, lo tranquiliza y le recalca que no tiene por qué temer, ni preocuparse por cómo se expresa, que es normal equivocarse y le pasará más de una vez, como a todos. Y, si alguien se ríe, tampoco pasa nada, no hay que darle mayor importancia. De todas formas, si Pedrito nunca había hablado en la escuela, ¿por qué tendría tanto miedo de dar a conocer su voz? ¿por qué suponía que los demás se burlarían de él? ¿por qué pensaba que todos lo mirarían y sería el centro de atención?

El sapo Zen explicó a Pedrito que, mientras una persona habla no todos lo escuchan o le prestan atención. Muchos están con sus asuntos en la cabeza, pensando sus propias cosas y en ocasiones, hasta ni siquiera se percatan que otro está hablando. Incluso él mismo, Pedrito, seguramente en la escuela tampoco estaba atento a lo que hacían o decían todo el tiempo sus compañeros, sino que se concentraba en sus tareas, en lo que haría después del colegio, en cosas que le gustaran, en una película que había visto la noche anterior, etc.

La idea era que Gael se sintiera reflejado en el cuento, y en el personaje de Pedrito, para poder identificar qué es lo que le pasaba y que, como en el cuento, para el resto de compañeros de su clase, él no era el foco de atención, así que podía relajarse y mostrarse tal cual era, porque en realidad, llamaba más la atención estando en un rincón, callado y quieto, que si hablaba y jugaba distendido, sin preocuparse por si alguien lo miraba o lo juzgaba. Esto finalmente le quitó un peso de encima y, muy de a poco, empezó a abrirse con sus compañeros más allegados, interactuando y jugando tímidamente hasta que comenzó a comunicarse con ellos con sus primeras palabras. Esto también ocurrió porque Gael para ese entonces ya tenía entre 6 y 7 años y una capacidad mucho mayor para poder racionalizar lo que le pasaba y reflexionar sobre los consejos del Sapo Zen.

 

 

¿Cómo combatir sus miedos?

Después de contarle a nuestro peque cuentos de este estilo, donde el personaje principal pasara por sus mismas inquietudes y él se sintiera identificado con ellos, venía la segunda parte que era interpretar esos cuentos. Representarlos de forma actuada, su papá haciendo del Sapo Zen y él mismo en el papel de Pedrito. Es decir, la misma dinámica del cuento, pero contada por Gael en primera persona, detallando qué sentía cuando no le salían las palabras de su boca y a qué le temía tanto. De esta manera se le podía explicar que todo aquello a lo que le tenía tanto miedo en realidad estaba dentro de su cabeza porque verdaderamente eran todas situaciones que no le habían pasado nunca y no debía temer, sino que, por el contrario, debía sacar esos temores de su cabecita, animarse a enfrentarlos porque se estaba formando una idea equivocada de lo que las demás personas harían o dirían cuando lo escucharan hablar.

 

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Evidentemente, como decimos siempre, los cambios no se vieron de la noche a la mañana, sino que fue después de bastante tiempo de ir repitiendo e inventando cuentos con Pedrito y el Sapo Zen y que Gael paulatinamente ganara confianza en sí mismo y se convenciera de empezar de a poco a probar a decir las cosas con su voz. Pero esto significó en su momento un primer paso para identificar y superar sus miedos. Queríamos compartirlo con vosotros, ya que esperamos sinceramente que les pueda aportar algo o les ayude, aunque sea un poquito en este proceso que, como todos sabemos, es largo y a veces nosotros mismos, los padres, nos frustramos y nos cuesta encontrar técnicas para ayudar a nuestros hijos a que supere su mutismo selectivo.

Descargo de responsabilidad

Aclaramos que esto NO sustituye de manera alguna un tratamiento psicoterapéutico para el MS y otros trastornos de ansiedad.

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