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a young boy running through a sprinkle of water

EL MÉTODO – PARTE 3 👉 En busca de la felicidad

Comenzamos…

Esta nueva etapa de la metodología para ayudar a nuestro hijo Gael a superar su mutismo selectivo, la hemos llamado “En busca de la felicidad”. Y hemos denominado así a esta fase porque nos hemos centrado en conectar las emociones del niño, es decir, tratar de ayudarlo a identificar sus sentimientos, ponerlos en palabras y saber expresar sus emociones.

“EN BUSCA DE LA FELICIDAD” Trata de conectar con las emociones de felicidad del niño e intenta que nuestro hijo verbalice sus sentimientos.

El Método del Sapo Zen

¿Pero cómo lograr que un niño verbalice lo que siente?

Este era otro nuevo desafío para nosotros también, sin embargo, seguíamos muy motivados por la evolución que estaba teniendo Gael en los últimos meses, así que continuábamos constantemente buscando ideas, de las cuales surgieron algunas estrategias:

1- Potenciar las pasiones del niño

Al realizar actividades que le gustaban mucho a nuestro hijo, se relajaba y disfrutaba de ellas. Su alegría era tan grande que, al realizarlas, hablaba sin parar y sin prestar atención a su alrededor, sin poder contener sus emociones, no se fijaba en lo más mínimo si alguien lo miraba o no, simplemente se dejaba llevar. En el caso de Gael, una de las cosas que más lo apasionan son los videojuegos, pero evidentemente, un niño no puede estar durante horas frente a una pantalla jugando a los vídeos, ¿verdad? Entonces, lo que hicimos fue crearle un canal de Youtoube, no público, sino privado, para que, pueda exponerse delante de la cámara y contar todo lo que le apetecía sobre un videojuego que estuviese jugando en ese momento y enviar el link a sus primos, amigos o con quien él quisiera compartirlo.

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Fue agregando vídeos al canal, haciendo trucos de magia, contando chistes o probando experimentos que quería hacer en casa y le hacía ilusión enviárselos a sus mejores amigos y sus familiares, siempre con una respuesta muy positiva de parte de ellos, lo que lo alentaba aún más a seguir haciendo grabaciones para compartir sus pasiones. Poco a poco empezó a estar cada vez más desinhibido frente a la cámara, riendo y hablando sin parar, un verdadero “pequeño Youtuber”.

 

2- Compartir y participar activamente de sus pasiones

Esto nos pareció un punto fundamental, no solamente ayudarlo a identificar y a desarrollar sus pasiones, sino que también la idea era compartirlas con él y que nos hiciera partícipes de sus actividades, que terminaron transformándose en actividades en familia, como por ejemplo un deporte que, en su caso, fue el Taekwondo. Le gustaba jugar el rol profesor, “darnos clases” como si fuese nuestro maestro, practicar con nosotros todo lo que le enseñan sus maestros, incluso quiso participar en un campeonato online que organizaron en donde la prueba era inventarse un pumse, una especie de “coreografía” con movimientos de este arte marcial, y presentar un vídeo ejecutándola.

Durante una semana estuvimos con él practicando, repitiendo y aprendiendo los nombres de los movimientos en coreano, hasta que se sintió seguro como para grabarse. Para gran alegría de los tres, su vídeo fue seleccionado y llegó a la final del torneo, en la cual tuvo que participar en directo, de un sencillo examen, junto al resto de clasificados y frente a un jurado compuesto por los profesores de la Academia. Todo un desafío para él, algo definitivamente impensable un año atrás.

Nuevamente, con ayuda del “Sapo Zen” que vino a darle ánimos, reafirmar sus logros y tranquilizarlo para el siguiente paso, llegó el gran día y la prueba fue superada con éxito. A pesar de que se le notaba cierta rigidez en el cuerpo y evidentemente estaba nervioso, pudo desenvolverse con bastante soltura y se emocionó muchísimo cuando escuchó su nombre al obtener el segundo puesto en el campeonato online. ¡Otro gran triunfo para Gael! Pero lo importante no era el resultado en la clasificación, sino todo lo que significó para él todo el proceso y la satisfacción de que con esfuerzo y pasión podía conseguir lo que se propusiera.

 

3- Empatizar y compartir experiencias y sentimientos propios

Otro punto muy importante que también lo ayudó a abrirse y a sentir que lo entendíamos, es que todo esto era recíproco, es decir, no solamente demostrábamos interés y participábamos en los temas por los cuales nuestro niño se apasionaba, sino que, además, compartíamos con él nuestras propias pasiones. A todos los niños les encanta escuchar historias de los padres de cuando eran pequeños, y a nosotros siempre nos ha gustado también contarle de nuestra vida, así que, en realidad, esto no constituyó ningún reto. Le relatábamos experiencias de pequeños, qué nos gustaba hacer, qué sentíamos, por qué nos hacían alegría, nuestras pasiones actuales, qué puntos tienen en común con las de él, le enseñábamos diferentes cosas con las que solíamos divertirnos… Se trataba de que Gael se sintiera conectado con nosotros y de alguna manera, reflejado con lo que él sentía a través de sus propias pasiones. En fin, parece obvio, aunque se trata básicamente de pasar tiempo de calidad con nuestros hijos, que es una de las cosas que más necesitan, tanto ellos como nosotros.

 

4- Realizar sesiones de juego distendidas

Uno de los juegos preferidos, tanto para nosotros como para nuestro niño son los juegos de mesa. Estos son ideales para compartir buenos momentos en familia, reírse, pasarlo bien, distenderse y, sobre todo: desinhibirse, cosa que le venía muy bien a Gael. No obstante, en la escuela, tiempo atrás, no llegaba a disfrutarlos por el bloqueo que tenía y la sensación de ser observado, en cada jugada, en cada movimiento, inclusive muchas veces no participaba de algunos juegos que le gustaban y que en casa los hacíamos muy a menudo. Pero en casa, lo que trabábamos era de que no se tratara solamente de jugar, sino que, además, durante el tiempo que duraran las partidas, conversábamos con él de todo lo que le gustaba. La idea era tratar de que, al hablar de lo que le apasionaba, el juego en realidad pasara a un segundo plano y nos contara sus sentimientos, sus alegrías, sus miedos, etc. para luego poder hacer lo mismo con el resto de personas y no se sintiera “observado”, como si fuese el foco de atención y los demás lo estuviesen mirando sin quitarle ojo de encima, cosa que en realidad no era así sino que esta sensación estaba sólo en su cabeza.

 

5- Videollamadas con personas que haya superado su mutismo

El hecho de realizar videollamadas con aquellos con los que nuestro niño ya había superado su mutismo permitía a Gael reafirmar sus logros. Le pedíamos que les cuente a amigos o familiares cosas que hubiese conseguido, tanto pequeñas o grandes, no importaba. Lo importante era que se sintiera bien consigo mismo, orgulloso de sus éxitos y pudiera compartir sus pasiones, sus emociones y su día a día con cada vez más gente. Al principio lo que le costaba era que siguiera el hilo de una conversación, tranquilo, sin hablar ininterrumpidamente y sin saltar de un tema a otro de forma acelerada. Muchas veces su interlocutor no entendía lo que Gael estaba narrando porque no conocía los temas de los cuales nuestro niño hablaba, los personajes (si es que mencionaba algún videojuego o un dibujo de la tele), o personas a las cuales se refería en sus relatos.

¿Qué hemos conseguido con estas estrategias?

Que el peque se deje conocer, que se abra, que se muestre tal y como es. Si bien a esta altura ya tenía bastante superado su mutismo selectivo, sobre todo con algunas personas, todas estas actividades le dieron más seguridad y confianza para reafirmar sus logros y lanzarse a comunicarse verbalmente con más personas de su entorno, con firmeza y decisión, con voz cada vez más fuerte y clara. Obviamente, como decimos siempre, los cambios no se consiguen de un día para el otro, sino que es necesario tener paciencia y perseverancia, pero todo llega, pasito a pasito y con mucha constancia 😉.

woman hugging boy on her lap

Descargo de responsabilidad

Aclaramos que esto NO sustituye de manera alguna un tratamiento psicoterapéutico para el MS y otros trastornos de ansiedad.

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